viernes, 4 de abril de 2014

Hasta la vida.

Culpaba a la vida de hacerme
perder la cabeza,
la cordura de tus días,
y la batalla de tus noches insomnes
que no se sabían perder solas,
pero sí conmigo.


Culpaba al tiempo de no saber
cuando empezar a acabar
con esta irrazonable
culpa
que me posee,
y que no me deja mirar por debajo
de tus ojos,
por encima de mis dudas
en mitad de sus clavículas.


Pero
ahora que ya sé perderme sola,
solo puedo culparme a




de no cuidarte la vida.


Y que el tiempo baile a tu favor,
que por mí bailaron demasiados.

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